Estudiantes y adultos del aula comunitaria comparten primera salida pedagógica del año

El 25 de agosto del presente año, la comunidad del aula dialogica de Calera de Tango realizó una gira por el cerro la Cruz, el cual se encuentra cercano al establecimiento educacional del aula. Este cerro tiene importancia geográfica al ser parte del cordón montañoso de la cordilla de la costa de la RM. La actividad contó con caminatas, visita a viñedo del sector y picnic, transformandose en una experiencia inolvidable para estudiantes y adultos/as, en especial para las madres del curso, quienes tuvieron una alta participación.

Respecto a esta visita, un estudiante señaló: “me gustó ir al cerro, fue mi primera vez en la vida”, en esa línea, se condice con el agrado de una de sus compañeras que agregó: “a mí me gustó mucho ir al cerro, me encantó, porque solo había ido una vez antes”. Gracias a comentarios así, las docentes del aula pudieron constatar el creciente interés y motivación del estudiantado por ser parte de las actividades que se desarrollan en el aula comunitaria, sobre esta visita, una docente comentó: “ha sido largamente intencionado por nosotros los adultos de la comunidad, pero debió posponerse en varias ocasiones, desde años anteriores, debido a la pandemia y, hoy finalmente se puede concretar”, mientras que otra docente manifiesta que: “nos alegran las sonrisas, la ansiedad festiva de los y las estudiantes y la infatigable curiosidad con la cual habitan y vivencian la naturaleza”.

Quienes participaron de la actividad aprovecharon la instacia para compartir sus conocimientos sobre el entorno, además de apoyar en el desarrollo de la caminata, ya que esta contempló la subida de colinas menores del sector, para finalmente llegar a la cumbre del cerro La Cruz, el cual es nombrado así por la enorme cruz blanca que lo corona.

La experiencia permitió realizar actividades al aire libre tales como ejercicios de caminata, respiración y vivencia del paisaje natural, además, en el trayecto, los/las participantes se encontraron con sorpresas, ya que se había formado una laguna temporal producto de las intensas lluvias pasadas, también se había creado un estrecho puente natural que conectaba una colina con otra, aparte de una cueva de mediano tamaño tamaño abandonada por animales del cerro. Estos imprevistos, en vez de molestar, aumentaron el interés y la curiosidad de los estudiantes, uno señaló:  “a mí me gustó ir al cerro, porque había una cueva y nunca he ido a una cueva, fue mi primera vez”. Las nuevas experiencias fueron complementadas por los conocimientos de docentes y madres, una de ellas sostuvo: “cuando éramos niños, mi papá me traía a este sector, que no tenía esas viñas allá abajo como se ve ahora y no venía desde aquella época”.

De acuerdo con relatos de las madres asistentes, todo el sector que rodea al colegio y, especialmente, el que corresponde a este cordón montañoso, en la antigüedad, perteneció a una congregación Jesuita, motivo por el cual aún se encuentra dicha símbolo religioso en la cima. Al respecto, una madre dijo: “todo esto que se ve con siembra y parras de uva fue de los “curitas” hace años atrás y por eso hay este espacio para sentarse y supongo contemplar la cruz”. Una vez en la cima, comenzó el picnic, acompañado de comentarios e impresiones sobre la actividad, reflexiones sobre el cuidado de la naturaleza y la importancia de no botar basura en entornos naturales.

Al ser consultados los estudiantes por sus apreciaciones sobre la visita, la respuesta fue unánime, todos se sintieron a gusto con la actividad, sobretodo porque: “pudimos explorar y conocer plantas” y “todos nuestros compañeros nos divertimos en el cerro porque es primera vez que fuimos y nos encantó mucho a nuestro curso”, en palabras de ellos.

Desde la perspectiva de las madres asistentes, la actividad resultó muy interesante, “porque además de acompañar a nuestros hijos, pudimos velar por la seguridad de los demás niños, conocer más a los tíos y compartir lo que sabemos del sector, puesto que muchas de nosotros vivimos acá desde chicas y en mi caso, también estudié en el colegio”. Aspecto que resulta muy importante para el aula comunitaria, a juicio del docente participante, “porque permite que, en actividades de mayor esparcimiento, no tan habituales en el colegio y en este nivel de curso, podamos compartir la experiencia cultural de las madres, de los estudiantes y la nuestra y, sin intencionarlo en demasía, establecer un vínculo más estrecho con la naturaleza, con su disfrute y cuidado”.

Ya en el retorno, se les preguntó a los participantes si les gustaría repetir la actividad en un futuro, a lo cual se escuchó un expresivo ¡Sí! al unísono. Una de las madres coincidió con la propuesta del profesor de ir más lejos la próxima vez, al cerro Chena, específicamente, esto debido a que: “tiene restos arqueológicos, de nuestros antepasados, creo que debemos conocerlos, podremos comprender mejor cual es nuestro origen, valorar más la naturaleza”, en palabras de la mujer.

Para la investigadora del proyecto, “resulta interesante reconocer como la naturaleza, flora, fauna y relieve del sector resultan un elemento constituyente de los y las estudiantes y por cierto de las familias. Que viene a poner en un sitial de estima igualitaria a las personas con su entorno natural”. 

Cabe señalar que los docentes asistentes, ya habían realizado esta salida educativa con cursos anteriores, lo cual les permitió analizar, en base a esta experiencia y las anteriores, sobre las consecuencias que produce, con lo cual señalaron: “realmente se vio un impacto en la relación entre estudiantes, ya que se concretaron aún más los lazos de unión y amistad, que en la actualidad siguen manteniendo 6 años después los estudiantes que ya están en los últimos años de su enseñanza básica”, dijo uno de ellos. “La diferencia en esta ocasión es que el aula comunitaria congregó de forma amplia a un grupo importante de madres, quienes compartieron su experiencia en todo momento e incorporó otra perspectiva a las ideas de las y los niños del curso”, enfatizó otro.

En definitiva, para esta aula comunitaria, la excursión, fue mucho más que solo una actividad pedagógica al aire libre, puesto que permitió estrechar los vínculos de afecto y solidaridad que los unen, además de crear conocimiento experiencial con la naturaleza, la valoración de lo lúdico entre “grandes y chicos”. Además del respeto y valoración a los que poseen y comparten con aquello que les identifica. Es por todo esto que, después de esta primera actividad, se planea hacer de este tipo de visitas algo frecuente que se mantenga en el tiempo.

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