El pasado 24 y 25 de noviembre, el equipo detrás del proyecto Fondecyt Regular N° 1221159, conformado por la doctoras Blanca Astorga (UAHC), Cecilia Bastías (UDEC), Gianina Dávila (UAP) y Donatila Ferrada (UCM), tuvo una importante reunión sobre el progreso del proyecto a lo largo del año. El principal objetivo del encuentro era efectuar una revisión exhaustiva sobre los avances particulares de cada aula en la que las doctoras están a cargo como investigadoras, esto implica revisar las aulas comunitarias, que estén bajo el amparo de este proyecto, de Tarapacá, Metropolitana, Maule y Biobío.

En lo que concierne a la RM, la Dra. Astorga declara:“respecto al reconocimiento recíproco como justicia social, identificamos la validación mutua entre adultos y estudiantes, manifiestada en dinámicas de trabajo que acogen las inquietudes e intereses infantiles, como también la sabiduría de los adultos, docentes y familias. Del mismo modo, se identifica la importancia de mantener una relación estrecha con la naturaleza. Por otra parte, el respeto por la distintas capacidades y talentos cognitivos, culinarios y artísticos de estudiantes y madres asistentes. Resulta interesante lo relevante que es para los niños y niñas trabajar junto a sus pares y otros agentes sociales, puesto que, a juicio de ellos, se sienten queridos, protegidos y gozan de un espacio de ayuda y protección”

Por su parte, la Dra. Dávila, a cargo del estudio en la región de Tarapacá, en una reflexión sobre los principales logros que se han conseguido este año, señala que el reconocimiento recíproco se ha evidenciado en la esfera del amor y en la del derecho. En el primero, se observa que se priorizan relaciones sociales basadas en la afectividad, mientras que en el segundo, se prefieren interacciones que favorecen la igualdad entre la diversidad cultural de pertenencia de niños y niñas. Basada en estas conclusiones, indica: «actualmente, el proyecto Fondecyt 1221159 nos permitirá poner el foco en las interacciones que ocurren dentro del aula, para poder estudiarlas desde el punto de vista de la justicia social, específicamente, en las relaciones recíprocas de reconocimiento. Es un gran desafío del que, sin duda, todos los participantes aprenderemos a estar más atentos a la forma de relacionarnos, que resulten relaciones que promuevan una sociedad más justa”.

En la visión de la dra Bastías: “en el caso de la región de Biobío, el reconocimiento recíproco, se evidencian elementos de la esfera del amor, resaltando la presencia de relaciones afectivas en las actividades de aula y como también fuera de ella, cuestiones que se revelan con claridad en actividades comunitarias donde participan padres, madres, docentes, niños y niñas. Otro aspecto del reconocimiento es en el ámbito del derecho, donde observamos la igualdad de trato en relación con el género, la experticia y la edad. Asimismo, en la esfera de la estima social, se observa una tendencia a valorar las habilidades cognitivas por sobre otras habilidades o talentos, cuestión que se revierte en espacios recreativos comunitarios, donde es posible ver otras habilidades, como las deportivas, de gestión y de liderazgo”.

Finalmente, la Dra. Ferrada, la investigadora responsable del proyecto, reporta que, en la región del Maule, “se observan interacciones sociales entre las distintas personas que participan del aula comunitaria vinculadas con la afectividad, cuidado y protección, como así también, destacan las interacciones de igualdad de trato en género, edad, escolaridad”. En ese sentido, concluye: «con la triangulación del conocimiento construido a la fecha, se podría afirmar que estas aulas comunitarias dialógicas, desarrollan interacciones sociales que favorecen la integración social, fortaleciendo relaciones humanas de reconocimiento desde igualdad de posiciones de las personas. Cuestión que continuaremos profundizando durante los 4 años que dura esta investigación”.

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